lunes, 22 de febrero de 2010

Ángela y Quino Pescan (Nuestra Primer Captura)

Nuestra primera captura, en lo que a pesca deportiva se refiere, vino sin comerlo ni beberlo, sin esperarla, sin estar preparados para su llegada, nos pilló sin peinar, sin pintar, sin duchar...bueno eso de sin duchar me lo podría discutir la gente que sabe lo que de verdad sucedió aquel día, aunque no creo que lo sepa mucha gente a parte de TODA la gente que estuviese en la playa de Guadalmar el 27 de agosto de 2009 por la tarde, además de todos los que me conocen personalmente (una historia tal, debe siempre ser contada, para que sea oral o escritamente transmitida de generación en generación y acabe convirtiéndose en mito y se pueda evitar toda réplica). La historia puede ser graciosa si te la cuentan, de hecho es graciosa incluso cuando la vives y sobrevives, aunque he de reconocer que la Muerte misma en guadaña y trikini debió rondar aquella playa, aquella tarde, pero cuando vio que yo era la única víctima potencial de la zona aquel día, decidió llevarse la vida de un pobre pececillo lleno de espinas. Por muy inútil que fuese llevarse la vida de un pez que ni siquiera era comestible, se dió cuenta que conmigo no había podido en veces anteriores ni poniendo una legión de erizos de por medio, así que aunque vaciló por unos minutos...hubo de marcharse sin mi. No obstante, no quiso marcharse con sus huesudas manos vacías y, como ya he dicho, se llevó la vida de un pececito, que de hecho siempre vivirá en mi recuerdo ya que se convirtió en, NUESTRA PRIMERA CAPTURA.
Al principio dije que un día tan importante como el de nuestra primera captura nos pilló desprevenidos por completo, aunque aseguré que muchos podrían discutirme eso de que a mí, en concreto, me pilló sin duchar...veréis...la verdad es que me pilló duchado, es más, recién, recién duchadito...pero prescindí de jabón y agua caliente y me conformé con agua y sal, muuuucha agua y muuuucha sal. Vamos que conforme salía el pez del agua entraba yo...¡cojones!
Lo interesante de aquella ducha no fue la ducha en sí, sino la involuntariedad que en ella puse, y el modo en el que accedí a aquel baño. Relato abajo.
Érase un 27 de agosto de 2009 como otro 27 de agosto de 2009 cualquiera. Había pasado más o menos un año y una semana desde que enterrase mi coche en la playa, y un año y dos semanas o así desde que cayese a un mar infestado de erizos. La aventura ericil tuvo lugar en la playa de Torremuelle, lo digo porque puede que les interese a los que no estén vacunados del tétanos. La aventura cocheenterradil tuvo lugar en el espigón de la Térmica, lo digo porque puede que les interese a los que no estén vacunados del impulsodeenterrartupropiococheenlaarenahabiendootrositiopordondepasar. Sin embargo, y teniendo en cuenta que no soy de repetir lugares de aventuras, la aventura "Primera Captura" tuvo lugar en el espigón de Guadalmar, junto al famoso Hotel Tryp. Como decía, corría una calurosa tarde de verano ("corría" me refiero a "era" del verbo "ser", no a "correr" de futin), cuando Ángela y yo agarramos una vez más nuestros bártulos de pesca y tiramos pal playa, aún sin licencia (prometí que no me sacaría la licencia hasta que consiguiese pescar al menos un pez, desde aquel día tengo en mente sacarme la licencia, mientras no lo haga, cada día que vaya de pesca será una rompedura de promesa), pues eso, fuimos al espigón de Guadalmar, nos instalamos al principio del espigón, pues más adentro estaba todo ocupado por otros pescadores de caña. Eran sobre las siete u ocho de la tarde, si no recuerdo mal, buena hora, ya que debido a no sé qué cojones, los peces se acercan a la costa y se fían más de todo lo que ven a su alrededor y les parece comida. Yo había preparado un engodo que yo mismo había preparado, cuya receta es secreta y la cual demostró su increíble eficacia aquel día. Para los que no lo sepan, el engodo es como una especie de masilla que se utiliza para impregnar los cebos o para lanzar alrededor de tu cebo y debido normalmente a su fuerte olor, atrae más fácilmente a los peces a tu radio de pesca ("radio" me refiero a en plan medidas y eso, no a "radio" de transistor que lleva un pescador para escuchar el furbo de mientra que pesca). Pues eso, que aquel día llevaba un engodo hecho por mi, aunque se pueden comprar, pero la pesca para mi es más un hobby que una manía en la que gastarse el sueldo en anzuelos de colores y sabores. Bien, untamos un trozo de pota ("pota" me refiero a "calamar" no a pota de "gómito") con nuestro engodo, y lo lanzamos, lo lanzamos, lo lanzamos y entre medio de cada "lanzamos", un "recogimos". Y nada de nada en principio. Pero los dos sabíamos que una tarde de pesca nuestra, mientras no trajese peces, debía traer accidentes más o menos graves al menos, así que estábamos llenos de emoción esperando por dónde iba a escapar todo.
De repente, escuché la bobina de la caña del tipo de justo al lado mía, soltar hilo cual araña en plena época de cagar telaraña, y pensé...¡maaaadre del amor hermoso! este tipo ha pescado el Nautilus (un submarino to famoso, para los legos que no sabéis de la mar). Pero, aquel ruido de soltar hilo, iba acompañado de la imagen de una lancha zodiac a 50 metros y alejándose a unos 50 km/h en la misma dirección hacia la que parecía huir el hilo, esta escena además quedó bien aderezada con una dulce voz de marinero viejo gritando histéricamente: ¡HIJOOOO PUTAAAAAAAA!!!! ¡QUE TE LLEVAS LA CAÑA SO CABRONAAAAZOOOO!...
Entonces como buenos lobos de mar, Ángela y yo olfateamos al instante una nueva aventura, y antes de acabar de olfatear dicha aventura ya vi que el hilo de mi carrete se metió de por medio en aquella refriega entre el pescador y el comandante de la barca, por lo que rápidamente decidí bajar el espigón roca por roca a deshacer el enredo entre mi hilo y el del pescador de al lado (el que se estaba llevando la lancha). Mientras tanto, ambas partes implicadas se intercambiaban palabras de amor a distancia, y yo no quise meterme pues tan sólo quería salvar mi hilo, no estaba dispuesto a cortar por lo sano y perder tantos metros de hilo, sin haber estado metido en aquello desde el principio. ¡Madre mía! me encontraba en la última roca del espigón antes de llegar al agua, la cual estaba musgosa, mojada y siendo constantemente golpeada por las olas, empecé a deshacer el inmenso enredo entre aquellos dos kilómetros de hilo, y recordando este momento me deja de hacer gracia el chiste que dije antes sobre la araña, porque trabajar con hilo tiene su mérito...perdón araña. Llevaba la navaja colgada en el cuello en caso de emergencia, siempre la llevo en mis jornadas de pesca, pues nunca se sabe. La discusión entre ambas partes del problema seguía y yo en situación extrema, intentando librar mi hilo del que estaba atrapado por el motor de la lancha...en ese momento, no sé cómo...vi que parte del hilo del otro pescador, estaba enrollado alrededor de mi pierna, y me di cuenta porque el hijo de puta de la zodiac como cobarde, arrancó la barca para huir y joder al otro pescador, y sentí las caricias de ese hilo casi irrompible susurrando a mi pierna "O te quitas o te amputo aquí mismo"...mi reacción fue intentar sacar la pierna de aquel rollo de hilo...y al quedar apoyado sobre una sola pierna, sobre la última roca del espigón, musgosa, mojada, y golpeada por las olas, sólo hizo falta un tironcito del hilo que dio la zodiac, para acabar como acabé...de cabeza en el agua...pero GRAAAACIAS a no se qué ángel de la guarda, justo antes de caer al agua, conseguí sacar mi pierna de los hilos, y milagrosamente, librar mi hilo del otro...ya no me pregunto cómo no me di un mal golpe con las rocas debajo del agua,  o cómo no acabé enganchado a uno de las decenas de anzuelos que habían allí lanzados en aquel momento, pues sé a ciencia cierta que tengo, lo que la gente llama, una flor en el culo, vamos que soy sortudo. No sentí miedo, no sé si por costumbre a los accidentes de pesca o porque los mismos nervios no me dejaron ser consciente del miedo, pero he de reconocer que ha sido uno de los accidentes más peligrosos que he tenido pescando...no obstante, tras un segundo bajo el agua, reaccioné...hacía pie, salí...y mi instinto fue acompañar al otro pescador con un: HIJOOOO DE LA GRAN PUTAAAAAAAA!!!! dedicado especialmente al de la zodiac...el muy cobarde no se acercó...de hecho cuando vio que alguien cayó al agua, huyó con mayor brío, no sé si porque pensó que había matado a alguien o porque pensó que alguien se tiró al agua pa ir a matarlo con sus propias manos, la cuestión es que huyó despavorido el muy cabrón. 
Este espectáculo fue emitido en directo para toda la playa, y cuando hube terminado de cagarme en la madre del comandante de la zodiac, lo primero que hice fue buscar mi hilo y subirme a una roca, agarré mi hilo y tiré de él para recuperar el cabo, pero ví que había quedado atascado entre unas rocas del espigón. Ya a esas alturas, mojado hasta la coronilla, me la sudaba todo, así que pegué un tirón del hilo (a todo esto Ángela asustada por mi estado, aunque al verme salir del agua por mi propio pie, se calmó)...pegué un tironazo de mi hilo para desliarlo de entre las rocas, y cuál fue nuestra tamaña sorpresa cuando del anzuelo colgaba un pez...aún coleteando...el pez no era muy bonito, ni muy grande, pero fue amor a primera vista pues se convirtió en NUESTRA PRIMERA CAPTURA. Agarré el hilo con ganas y subí hasta donde estaba Ángela sujetando la caña, la gente me veía empapado y estaban todos aún estupefactos hablando con el indignado pescador que había perdido su hilo, vinieron a calentarme el coco pa que buscase al de la zodiac y lo denunciase o para que le pegase una paliza porque al caer al agua me hice unos rasguños en la pata, pero en aquel momento estaba extasiado con Ángela contemplando nuestra primera captura...ni los quise escuchar, ni los escuché...Ángela me hizo una foto con el pez en la mano, y luego intenté desanzuelarlo, pero ya era mucho pedir para una primera captura, no supe hacerlo, y lo perdimos, se nos escapó de las manos y cayó entre las rocas, hondo, hondo, ya que no conseguí recuperarlo, aunque ya nada importaba pues habíamos tenido en nuestras manos por unos segundos a NUESTRA PRIMERA CAPTURA. La emoción aún hoy perdura. Sólo se me quedó clavada la espinita, nunca mejor dicho, de que el pez cayese entre las rocas, y no pudiese volver al mar y sobrevivir, pero hice lo que estuvo en mis manos...y como ya dije...la Muerte aquella tarde no pudo llevarme a mi, y del coraje acabó llevándose a nuestro pececillo la muy puta...de todas formas, agradezco la existencia a aquel pez sin pedigrí ni belleza externa alguna, pues en un mismo día me dio dos cosas muy importantes, la ilusión de una primera pesca, y una nueva aventura a la que sobreviví y la cual hoy puedo contar a todo aquel, que con placer quierame leer.