jueves, 24 de septiembre de 2009

Deande: Caramelo



En busca de la etimología de la palabra "caramelo" en español, tomé el DRAE (Diccionario de la Real Academia Española) como primera fuente seria y fiable. La única información que me proporcionó la RAE con respecto al origen de dicha palabra, no fue realmente útil para rastrear su origen primitivo. Simplemente cita que al español llegó (supuestamente) a partir de la palabra "caramelo" del portugués, que en español puede referirse tanto a "carámbano" como a "caramelo" sin más. Hoy en día, la primera imagen de “caramelo” que se nos viene a la cabeza a la mayoría es la de esas golosinas de "caramelo" con todo tipo de sabores y colores (2ª acepción del DRAE: Golosina hecha con caramelo y aromatizada con esencias de frutas, hierbas, etc.). Sin embargo, si nos ceñimos al sentido más estricto de la palabra, “caramelo” es el resultado endurecido del azúcar fundido tan utilizado en la repostería para la elaboración de dulces y otros platos (1ª acepción del DRAE: Azúcar fundido y endurecido.). Volvamos al estado de la cuestión. Ya que en el DRAE no he encontrado la suficiente ayuda. Recurro al inglés, siempre útil. Como ya sabemos, mientras que para referirse a la golosina, en inglés tienen "sweet" (BrE.) o "candy" (AmE.), contemplan no obstante "caramel" del francés, utilizada en inglés para referirse al azúcar fundido. Lo que ya al menos tenemos claro es que su origen es romance. Siempre me ha sido útil www.thefreedictionary.com para orientarme en el rastreo de la etimología de cualquier palabra en inglés, teniendo en cuenta, pues, que “caramel” comparte raíz con la forma española, me sería útil cualquier información que pudiese obtener en inglés. Esta vez, la información obtenida es bastante útil:

[French, from Old French, from Old Spanish caramel, caramelo, from Portuguese caramel, from Late Latin calamellus, diminutive of Latin calamus, reed, cane, from Greek kalamos.]

La línea genealógica que suelen presentar de las palabras en este diccionario no suele ser realmente fidedigna pero bastante orientativa. Vemos como tras el portugués nos dirige al latín tardío "calamellus" que parece ser el diminutivo de “calamus”, en español "caña". Aún llega más lejos y centra el origen de la palabra latina “calamus” en la griega, de mismo significado, “kalamos”. Podríamos avanzar más, y buscar el significado de “kalamos” para saber por qué dicha palabra sirve para denominar lo que conocemos por “caña”, pero de hecho, podemos darnos por satisfechos por haber llegado al origen de la palabra “caramelo”.
Es razonable entender como “calamus” (caña), ha derivado hasta el español “caramelo”, o el inglés “caramel”, para designar el producto resultante del azúcar fundido, teniendo en cuenta que una de las principales fuentes de obtención de dicho edulcorante natural es la CAÑA de azúcar. Incluso adentrándonos en la otra acepción, la de golosina, a pesar de que hoy los conocemos de todos sabores y colores como ya dijimos anteriormente, en la antigüedad se preparaban estos "tentempiés" energéticos con azúcar, miel o frutas. No obstante, y para contrastar dicha información me voy a www.etymonline.com otra de mis principales fuentes de referencia etimológica cuando de lengua inglesa se trata, y busco “caramel”, obteniendo el siguiente resultado:

Caramel: 1725, from Fr. caramel "burnt sugar," ult. from M.L. cannamellis, traditionally from L. canna (see cane) + mellis "honey;" though some give the M.L. word an Arabic origin.

Busqué en mi maravilloso diccionario ilustrado latino-español en papel, editorial Vox, y tanto la palabra “calamus” como la palabra “canna” (independientes la una de la otra) significan "caña". Por lo que ambas teorías son, desde mi punto de vista igualmente probables.
Sinceramente, esta última propuesta de www.etymonline.com me hace dudar ligeramente de la anterior, aunque no distan mucho, la teoría de canna (caña) y mellis (miel) me convence bastante. Pues además del azúcar, el otro edulcorante natural por excelencia, la miel, ha sido, es, y será usado en la elaboración de todo tipo de caramelos, de hecho la miel al fuego también resulta en caramelo similar al resultante del azúcar fundido. Me encanta la cebolla caramelizada que Ángela prepara (con miel), por cierto. Debido a que la función de dicho preparado era la de aportar gran cantidad de energía, no sería nada extraño pensar que se hiciese a base de mezclar, azúcar y miel, entre otros alimentos. Pues estos edulcorantes proporcionan por sí solos un gran aporte energético.

El Wiktionary en inglés (http://en.wiktionary.org/) también define “calamus” como "pen" actualmente bolígrafo, aunque originariamente objeto para escribir hecho de caña.

Mi insaciable curiosidad y el leer la palabra "calamus" varias veces me trae a la cabeza de pronto la palabra "calamar", aunque aparentemente nada relacionada con el caramelo, ahora que conocemos “calamus”, podemos ver algún tipo de asociación.¡Qué sorpresa la mía! cuando busco "calamar" en el DRAE y veo la siguiente información etimológica:

 (Del lat. calamarius, de calamus, caña o pluma de escribir).

“Calamarius” literalmente, según http://etimologias.dechile.net significa: que contiene cañas para escribir. Dicha palabra se utilizó para designar al calamar por contener una concha interna con forma de pluma de ave que se solía utilizar como objeto para escribir. De hecho cuando le hablé sobre la etimología de la palabra “calamar” a mi madre, que fue pescadera durante bastante tiempo, me comentó, que a la concha del calamar se le conoce como caña en el argot de los pescadores y comerciantes de productos de la mar. Siempre había escuchado que el hecho de que la sílaba "mar" estuviese presente en la palabra “calamar” se debía a que el mar es su hábitat natural, y que se dedicaba a recorrer o “calar” los fondos marinos, de ahí “calamar”, pero ahora sé que dicha teoría, tan sólo es casualidad. El diminutivo “calamellus”, siendo diminutivo de “calamus”(caña), ha derivado a otras formas, designando otros objetos resultados de o asociados con la caña. De ahí que el portugués “caramelo” sirva también para designar lo que en español llamamos “carámbano” (de hielo) por su forma alargada (similar a una caña, de algún u otro modo). “Calamellus”, por ejemplo, también derivó en la palabra inglesa “calumet”, según www.thefreedictionary.com:

A long-stemmed sacred or ceremonial tobacco pipe used by certain Native American peoples.

Lo que todos conocemos como pipa de la paz, y la cual posiblemente estuviese fabricada con una caña o cañita pequeña. Sin embargo, también derivó a la palabra francesa “chalumeau”, según http://en.wiktionary.org/ :

A woodwind instrument which was the predecessor of the clarinet.

Es decir una especie de flautín o clarinete, hecho de caña. El significado último, de instrumento musical como una especie de flautín, también existe en el español, y derivó hasta la palabra "caramillo" que el diccionario de la RAE define como:

(Del lat. calamellus, cañita).

1. m. Flautilla de caña, madera o hueso, con sonido muy agudo.


Aunque la mayoría de nosotros (no expertos en instrumentos musicales), puede que jamás hubiese escuchado esta palabra en español, hoy la hemos conocido, aprendido su definición, y además hemos aprendido que muy probablemente comparte etimología con el dulce manjar que los niños aman y los dentistas también. Por cierto, después de todo este discurrir me surge la seria duda de si esta relación  etimológica entre el flautín y el dulce, será la culpable de que nuestros profesores de música insistiesen en llamar "flauta dulce" a nuestras flautas de plástico del colegio, a mi siempre me supo a plástico.

martes, 15 de septiembre de 2009

Say Goodbye Before You Go!

Ha llegado a mis oídos el rumor de que te marchas. Nadie habla de otra cosa últimamente. En una semana te piras, así sin más. La gente dice que no piensas volver hasta el año que viene, que lo tuyo no es el frío. Que te vas a ver mundo, y que incluso ya tienes firmado un contrato por tres meses al otro lado del ecuador, lejos de aquí. 
¿Qué te pasa conmigo?¿qué pasa con los últimos tres meses que hemos pasado juntos?¿ya te has cansado? la verdad que yo estaba ya un poco quemado por tu culpa, pero aún así no pensaba que te fueses tan pronto, y a pesar de todo te voy a echar un montón de menos. El día que yo nací, tú estabas aquí. Cuando aprendí a nadar en las playas de mi ciudad, tú también estabas aquí. Has venido a todos mis cumpleaños, y a todos mis santos. Eres muy importante para mi. Espero haberlo sido también para ti, y espero que el año que viene volvamos a vernos, con la misma vitalidad y fuerza de siempre. Traete todos esos discos tuyos que a la gente tanto les molan (Ibiza Mix, Caribe Mix, todos los de Georgie Dann, y los de King Africa también). Acuérdate del carbón y las pastillas, yo pongo la barbacoa, nuestras moragas no pueden faltar nunca.
Yo estaré esperándote, conoceré a nuevos amigos, aceptaré nuevos retos, viviré nuevas experiencias, pero cuando vuelvas yo estaré esperándote, como cada año. 
No sé si te vas porque quieres o te echan otros que quieren ocupar tu lugar. Lo mejor es que descansemos el uno del otro. Volveremos a vernos. Aunque sigo pensando que deberías haberme avisado de tu partida, me ha pillado este año de sorpresa. He vivido un montón de cosas nuevas y espectaculares mientras estabas aquí. No me ha sentado muy bien enterarme de que te ibas por boca de otros. Pero sólo te pido una cosa. Di adiós antes de irte. Por mi parte, ¡Adiós Verano!.

Ángela y Quino Pescan (Pescando En Torremuelle)

Creo que Ángela nunca podrá olvidar aquel día, de lo que no hay duda es de que yo y mi pierna no podremos olvidarlo jamás. 
Me levanté una calurosa mañana de agosto del pasado año, me metí en el bañador, me puse los pies de gato (de goma, lo que supuestamente evita resbalones sobre las rocas, por propia experiencia preferiría llamarlos pies de pato, pues su efecto en la practica es el inverso al que se espera). Agarré mi caña de 10 €, mi cubo de 60 céntimos y mis ganas de pescar (lo cual ya por entonces valía millones). Nos dirigimos, Ángela y yo, a Torremuelle City, como avisa el graffiti del cartel de entrada a la urbanización. Al llegar allí, subimos las cosas al estudio, y nos bajamos a la playa con los útiles de pesca y playa, "to emocionaos" ya que era nuestra segunda salida de pesca, y la primera, aunque llena de errores, nos había reportado experiencia suficiente para saber esta vez lanzar la caña al menos. Lo que no habíamos previsto es que esta vez, siendo nuestra segunda vez, iba a ser completamente diferente, pues no es lo mismo pescar desde roca, que desde orilla, no es lo mismo lanzar un plomo a un fondo completamente arenoso, que lanzarlo a un fondo lleno de rocas y algas, donde se produce lo que se conoce (por mi) como "efecto ancla". Pero bueno, ya todos saben, que eso de prever no va conmigo. La vida sin aventura es aburrida, con aventura, como bien decía mi colega Calderón de la Barca, es un frenesí (A la pregunta: ¿Qué es la vida?. Calderón de la Barca ha respondido: Un frenesí. Y el polígrafo determina que: Dice la verdad). Me siento muy identificado en dos aspectos de mi vida con Calderón de la Barca, una que pensaba que la vida era un frenesí y la otra que los dos tenemos algo que nos une al mar, yo, mi caña de pescar, y él, su apellido: De la Barca. No obstante, a pesar de tener cosas en común, todavía no hemos tenido la oportunidad de conocernos en persona, así que aquel día fui a pescar sólo con Ángela. Llevábamos de cebo un par de langostinos cocidos del Mercadona. Ensarté un trozo en el anzuelo y de pie en una de las rocas más altas (a lo Rafiki en "El Rey León") alcé mi caña (como si de Simba en su bautizo se tratase) y me preparé para lanzar. Con sumo cuidado para no resbalar, lancé (no muy lejos), pero lancé. Por aquel entonces yo no sabía que lo propio para pescar desde roca era un aparejo con flotador y plomo ligero. Para mí sólo existía el aparejo simple de plomo y anzuelo, así que utilizaba lo mismo para orilla que para roca. Cuando empecé a recoger para volver a lanzar, noté como algo se resistía y claro, viendo como algunos pescadores de mi alrededor sacaban alguna que otra pieza pequeña, pensé que me iba a estrenar. Pero ¡Dios! cuando vi que no había cojones de tirar de aquella "pieza" me imaginé saliendo a hombros por la puerta grande...¡MADRE MÍA! tenemos atún pa' tol' mes...mi decepción empezó a surgir cuando vi que aquello era imposible de sacar, pero no quedaba otra que insistir o cortar el sedal y con lo cabezón que soy, eso de cortar el sedal...podía esperar...clashhhh...latigazo del sedal y de la caña...me había cargao el aparejo de tirar con tanta insistencia y fuerza...de pronto el atún de mis sueños se convirtió en lo que realmente era...UNA JODIDA ROCA DE UNAS CUANTAS TONELADAS...clavada con ganas, como los icebergs. Menos mal que el hilo era de un grosor del 0,25...me dais un hilo de 5 centímetros de grosor y os saco la Fosa de las Marianas allí mismo. Aquesto es el llamado "efecto ancla", pues el plomo se agarra al fondo como una puta ancla y ni patrás, ni palante. Pocos aparejos salen vivos de tal efecto. Pero bueno, "más se perdió en la guerra de Cuba" pensé, aunque al instante pensé "como sigas perdiendo plomos a este ritmo, la guerra de Cuba va a quedar en ridículo". Con paciencia y tenacidad, montamos otro de esos aparejos simples, que me gustan a mí. Esta vez, viendo que casi un metro bajo mis pies, al borde de la roca sobre la que me encontraba paseaban depredadores cangrejos de considerable tamaño, me decanté por intentar pescarlos con caña aunque fuese fuera de agua (por entonces no sabía que para capturar crustáceos hace falta una licencia profesional de mariscador, así que si no la tienen, no lo intenten en casa). Ya había visto en ríos y mares como tales crustáceos se agarraban al cebo de pescadores sin piedad y eran los primeros en picar. Yo me había vuelto menos selectivo que incluso cuando empecé, en cuanto a la presa, así que ya no importaba lo que picase. Quería sentir que al menos un cangrejo se fijaba en mi cebo. Funcionó con uno pequeño, recogí, y cruelmente lo atravesé con el anzuelo, para utilizarlo de cebo, porque, por si no lo saben, los cangrejos son unos putos caníbales, se comen entre ellos. Bien, fui soltando sedal y el cangrejo de mi anzuelo, aún vivo, se posó (con el anzuelo en el culo) sobre uno de los salientes de la roca. No habían pasado ni quince segundos, cuando un cangrejaco como mi puño se avalanzó sobre el cangrejillo. Lo agarró con sus inmensas pinzas y, sin yo esperármelo, retrocedió con el almuerzo en sus pinzas, para volver a esconderse en su madriguera de la roca. ¿Qué pasa?, que los cangrejos tienen una fuerza desproporcionada a su tamaño, contimás, si van a comer, y si encima de todo consiguen entrar en su madriguera con tu cebo (que arrastra tu sedal en el culo), se vuelve a producir el "efecto ancla" pues las madrigueras de esta gente son laberintos dentro de las rocas, y como ya veis, los cangrejos son retorcidos pa' to'. En menos de 2 segundos han cruzao el Atlántico  atravesando todos los laberintos rocosos con tu cebo y tu sedal. Así que, durante el primer segundo intenté salvar el aparejo al menos, pero el perruno cangrejo ya se había apoderado de él, vaya lucha encarnizada en plan Hemingway, pero en vez de "El Viejo y el Mar", esta vez lo titularía "El Viejo y el Cangrejo" con rima y todo. Justo en plena lucha por sobrevivir, la marea empieza a subir, y una de esas primeras olas que cubren la roca, avisando de que la marea va a subir...arrastró mi cubo de 60 céntimos al agua...¡NOOO! ¡mi cubo si que no!...en ese momento, el mar era mi peor enemigo, me cagué en la sirenita, en neptuno, en delfi, en willy, en moby dick y en el puto capitán nemo. Corté el sedal, a la mierda otro aparejo, ni guerra de cuba, ni pollas, tengo que salvar a mi cubo de los chinos. Sin  soltar la caña, me acerqué al borde de la roca donde se había caído mi cubo. Me puse en cuclillas y con la caña como extensión de mi brazo (pero sin aparejo), intenté agarrar el cubo...¡ay! que no llego del todo, ¡uish! ¡uff!...se aproximó otra de esas olas como la que había tirado mi cubo, pero esta vez............me desequilibró a mi...¡waaahhh!...¡plop!¡plop!¡plofff!¡grrrr!¡splashhhh!...al agua con caña y todo...y los pies de gato...demostraron ser pies de pato, con patoso dentro incluido. Ángela, que estaba con unos niños cogiendo cangrejos con el redeño, miraba cada treinta segundos para ver que tal me iba...cuando miró y no me vio, se quedó algo estupefacta supongo, pues por allí no había rastro mío. ¿Quien iba a pensar que yo estaría en el agua con todo mi equipo de pesca (la caña y el cubo)?. Cuando me vi en el agua, con la marea subiendo y entre un montón de rocas, mi instinto fue agarrar el cubo y lanzarlo sobre las rocas, para salvarlo, y sin soltar mi caña me acerqué a la roca de la que había caído, para escalarla y salir de allí, con toda la adrenalina y el estrés subí la roca como si nada (consejo nº1: si caeis de una roca, siempre debeis nadar alejándoos de las rocas y una vez lejos de toda roca, nadad hacia la costa, nunca os aproximeis a la roca, pues es bastante peligroso). No sentía ni dolor ¡ni ná de ná!...pero al llegar arriba me vi el bañador hecho trizas (pues caí deslizándome por toda la escarpada roca) y la pierna llena de heridas por un lado y de...WHAT?...¡llena de púas de erizo por el otro lado!...el dolor debe ser siempre psicológico, porque yo no sentí nada hasta que me vi aquella masacre. La pierna se empezó a hinchar y enrojecer. Agarramos nuestras cosas y nos volvimos a casa con algo de urgencia, pues el dolor apremiaba, y la aventura había sido suficiente y peligrosa por hoy. Leí algo interesante que os puede servir en un futuro. Los erizos del mar Mediterráneo son diferentes a otros por una peculiaridad, lo bueno es que sus púas no tienen veneno, a diferencia de otros, lo malo es que en vez de veneno tienen unas bacterias chunguísimas que pueden producirte una infección suficiente como para que te tengan que cortar la pierna por encima del hombro. Otra putada grande es que, mientras que los erizos del resto del mundo tienen púas duras que se te clavan enteritas, los del Mediterráneo, tienen púas frágiles, que una vez clavadas en la carne, se rompen a ras de piel, por lo que la única manera de sacarlas es, haciendo pequeñísimas incisiones en la piel allá donde haya púas. Lo sé por experiencia, me saqué con dificultad todas las que pude, y es muy importante mantener la zona totalmente limpia y desinfectada en todo momento para no crear el hábitat idóneo de las susodichas bacterias. Muchas no podrás sacarlas, pero saldrán solas, si mantienes aquello en condiciones. Al limpiar y desinfectar, es importante frotar sobre las puas suavemente (aunque duela un poco), ya que así exfolias la zona y evitas que crezca nueva piel donde hay púas aún clavadas, si crece piel por encima de ellas, les será dificil salir por si solas. No obstante, estos son consejos caseros útiles para casos leves como el mío (dentro de lo que cabe), ante casos graves, siempre se recomienda ir del tirón a urgencias, allí saben bien lo que se debe hacer (al menos mejor que yo). He de decir, que quedaron muchas púas sin sacar, así que ese mismo lunes fui a urgencias de mi barrio a que me sacaran las restantes. El tío empezó a hacer incisiones con el bisturí....aaaaagggssshhh....como escocía, pero bueno mereció la pena, aunque no pudo tampoco sacarlas todas, y tuve que mantener aquello limpio y desinfectado como ya os he contado para que saliesen. Desde ese día pasé un par de semanas viendo como salían todas, una por una de mi pierna. Hasta que quedó vacía de púas y reluciente, las zolladuras también desaparecieron, y un año después ni si quiera puede verse marca, en realidad ni recuerdo bien qué pierna fue. Es interesante, como puedo recordar el dolor de aquellos días, sin ni siquiera recordar qué pierna fue. No sé si los erizos que me hicieron aquello siguen allí todos rapaos al cero riéndose de su gamberrada y acordándose de mi accidente, de lo que no hay duda es de que yo y mi pierna no podremos olvidarlos jamás.