
Mi habitación es mi biblioteca, tengo mi propia biblioteca en mi misma habitación. ¿Para que ir más lejos que a unos pasos de mi cama? Eso es para el culto al cuerpo. El culto a la mente, como rito, casi siempre es íntimo, en una sala no muy grande, con poca compañía o incluso solo, poco ruido, luz suficiente para pensar y poder leer, y pasividad física, es decir, relajación extrema del sistema motriz del cuerpo. De hecho, la más de las veces, el estudio a solas con uno mismo proporciona los resultados más efectivos. Estudiar debe ser tomado como un método de meditación, de relajación y de crecimiento personal.
La biblioteca como almacén de la sabiduría universal es el mayor invento jamás contado, dicha grandeza para nada recae en el almacén de pseudoestudiantes en que algunas se han convertido. Entre éstas últimas consideremos especialmente las bibliotecas universitarias, las cuales permanecen abiertas al público estudiantil a lo largo de todo el día y casi toda la noche durante la época de exámenes, y el par de semanas que la preceden. Durante dicho periodo, éstas, especialmente los sábados por la noche, se convierten en un centro de ocio. A medianoche empiezan a llegar noctámbulos/as arreglados como si de allí fuesen directamente a la discoteca, cosa que no siempre sucede, ya que algunos deciden que las noches bibliotecarias son el mejor momento para ligar, beberte unos litros en la puerta, fumarte lo que pilles con los colegas, y luego, como dijo Joaquín Sabina, "entre besos y porros" hacer una paradita para estudiar algo y no sentirse tan culpable al día siguiente. No conozco la situación de las bibliotecas universitarias hace veinte años, pero casi con toda certeza, pondría la mano en el fuego por que en veinte años muchas parejas podrán contar a sus hijos que se conocieron un sábado noche en la biblioteca de la universidad, y quizás algún que otro futuro integrante del "proyecto hombre" o de "alcohólicos anónimos" podrá presentarse diciendo: "Hola, soy X, y mi adicción comenzó un sábado noche en las puertas de la biblioteca de la universidad...".
El mundo de las bibliotecas universitarias es un mundo en el que puede pasar de todo, aunque allí dentro lo que más pasa, son chicas con tacones y falda corta. Se dice que estos, a veces molestos, seres suelen pasar la noche paseando por las diversas salas de la biblioteca, como espectros, con la diferencia de que los espectros ¡no llevan tacones!. Aunque para la mayoría de los allí presentes, especialmente los de sexo masculino-heterosexual, amantes de la juerga y "tan misóginos como el fari", el "clac" de los tacones es el dulce y angelical aviso de que un cuerpo femenino con ganas de mostrar sus encantos se está aproximando. Si quieres contemplar un verdadero ritual de cortejo, no tienes más que pasarte por cualquier biblioteca de cualquier universidad una noche de fin de semana en época de exámenes, y al "clac" de los tacones ver a tu alrededor cientos de cabezas de tios con pocas ganas de estudiar olfateando en busca de faldas cortas. Normalmente, la asignatura que mejor se le da a los asiduos de la "biblio Kiu" es NINGUNA, sin embargo son los que más horas pasan en aquel lugar de estudio. Las empresas de máquinas de café y resfrescos pronto alcanzaran el top ten de las multinacionales más ricas del mundo gracias a esta especie animal. Tan solo tres o cuatro de estos individuos podrían superar los niveles de cafeina en sangre del resto del planeta. Además de los cafeteros, las empresas tabacaleras están enriqueciéndose también gracias a estos, contribuyentes en toda regla.
Otra de las características de este grupo social, o cultural, es que tienen siempre todos los apuntes de todas las asignaturas, pero...¡ni una sola página por su puño y letra!, por lo que nos hace llegar a la conclusión de que el superávit de beneficios del comercio fotocopistero durante los últimos años también es gracias a ellos.
Tengamos en cuenta, que debido a la, casi obligación, de tener que estar presente permamentemente en las bibliotecas de todo el mundo, no les queda tiempo para ir a ninguna clase en todo el curso, esto explicaría su alienación con el resto de frikis que sí van a clase.
Llamemos a la especie que hoy tratamos "homo bibliotecarius-universitarius", y hagamos énfasis en "universitarius" pues existe ya la especie "homo-bibliotecarius", ésta es la que va a la biblioteca a SÍ estudiar, pueden o no pertenecer a la universidad como institución, pero solo formarás parte de la subespecie "universitarius" si NO estudias en la biblioteca (y normalmente en ningún otro lugar).
Pues bien, el "homo bibliotecarius-universitarius" carece de libros y apuntes propios, pero paradójicamente rebosa de ganas por pasar días y días en la biblioteca antes de los exámenes. Algo a destacar, sería su ritual de fin de exámenes, en el cual, habiéndo suspendido hasta el impreso de matrícula, se va de moraga con los de su misma especie, y se pone ciego con todas las drogas que existen y se bebe a chupitos hasta el alcohol que encuentra en el ombligo de los ya inconscientes. Suele decirse que estos sufren una amnesia inminente debido a la cual olvidan todos los cafés de la época de exámenes y creen haber estado estudiando durante un mes, por lo que suelen aclamar "joder, al fin todo ha acabao, pero esta fiesta nos la merecíamos por to' lo que hemos currao", aunque parte del subconsciente del individuo del que tanto habló Freud, aún recuerda lo jodidamente vago y perro judío que ha sido durante la época de exámenes. El "homo bibliotecarius-universitarius" no ve problemas donde los otros sí, los días para él son largos como meses por eso suele consolarse con el "mañana empiezo" La vida de un "homo bibliotecarius-universitarius" suele transcurrir entre los 18 y 30 años. "¿30 años? Pues sí que tienen esperanza de vida los de esta especie", diréis algunos...a lo que yo os responderé: No, ¡esperanza de vida no! lo que tienen es esperanza de que sus padres les sigan pagando la carrera después de diez años, y de que los profesores les aprueben, aún sin haber empezado a estudiar.
Yo personalmente, prefiero evitar esas bacanales de fin de semana en la biblioteca de la universidad, pues no me concentraría y el poco estudio que hago, no serviría para nada. Por eso prefiero quedarme en mi casa estudiando sin maquinas de café ni ruido de tacones, porque...mi habitación es mi biblioteca, tengo mi propia biblioteca en mi misma habitación.
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